viernes, 12 de abril de 2019

MARÍA REICHE Y PHILLIPS PITLUGA

Capítulo XV de la Obra María Reiche:

INVIDENTE


FOTO: WILLY ROJAS

Tito Rojas, Phillips Pitluga, María y Renata Reiche, y Willy Rojas; celebran
la aceptación de Phillips Pitluga como sucesora de María

La Dra. Pitluga
es astrónoma titular del Planetario Adler de Chicago.




María Reiche ha designado como su sucesora a Phyllis Pitluga, astrónoma mayor del Adler Planetarium de Chicago. Se llama Phyllis Pitluga, adicionalmente estudió arqueoastronomía, disciplina reciente que relaciona la arqueología de un pueblo, con la posición, movimiento y rotación de los cuerpos celestes, que es la ciencia astronómica. Al llegar a Nasca declara que “en el Perú existen restos arqueológicos suficientes, desde la cerámica hasta el observatorio solar de piedra, que nos muestran la apertura de los antiguos peruanos hacia el estudio de los astros”.
La Pitluga se da tiempo para ir a Lima y exponer en la Universidad Nacional de San Marcos, el tema: Nacimiento y Evolución del Sol y las Estrellas.44
Y luego, al campo, Phyllis Pitluga, teodolito en mano, y computadora bajo el brazo, estudia en diversos lapsos de tiempo, desde hace tres años que llegó por primera vez a Nasca, a seis de las 36 figuras y encontró: “que cada una tenía una línea larga y angosta que apunta directamente hacia una estrella brillante donde ésta (la estrella) estaba situada en la época de los antiguos nasqueños hace dos mil años. A su vez, también hay lo que aparentan ser líneas de corrección trazadas seguramente a través del tiempo que son acordes con el desplazamiento celestial”.

Pero la astrónoma norteamericana está tratando de “descubrir de una vez y por todas, es si las figuras de Nasca fueron, para los antiguos nasqueños, un gran calendario agrario y si ellos se guiaron de la posición de las estrellas para determinar estaciones de labor en el campo. La sucesora de María Reiche piensa que dado el clima desértico de Nasca, los habitantes debían saber anticipar las estaciones ya que desarrollaron un buen sistema de cultivo y regadío; al igual que civilizaciones antiguas como la China, la egipcia y la de Babilonia, que también utilizaron el movimiento de los astros como base para sus propios calendarios”.

( Del Libro María Reiche de Wilfredo Gameros Castillo )

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