miércoles, 10 de junio de 2009

El Aconcagua y la placa de Nasca.

El Aconcagua y los cerros cercanos a él tienden a elevarse milímetro a milímetro todos los años como consecuencia -principalmente- del desplazamiento de la placa de Nasca por debajo de la placa Sudamericana, algo que provoca un acercamiento constante de la costa chilena a Mendoza. Así lo van demostrando estudios que realizan de forma mensual varios especialistas mendocinos e instituciones que investigan la zona central de la cordillera de los Andes.

El fenómeno hace miles de años que ocurre, pero lejos de detenerse se mantiene más vigente que nunca. Monitoreos constantes en esa área han podido identificar la tendencia, que luego terminará por comprobarse con mayor precisión a largo plazo.

"La cordillera tiene diferentes comportamientos tectónicos a medida que se recorre de Norte a Sur. Por eso, en contraposición a lo que pasa en el Sur, donde pierde altura, en las zonas centrales de los Andes ésta parece crecer lentamente. Ahora, las deformaciones del suelo se pueden ver de manera actualizada, tomando los últimos meses o años", indicó el ingeniero Jorge Barón, director del Instituto de Capacitación Especial y Desarrollo de la Ingeniería Asistida por Computadora (Cediac) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

La tarea -además- se lleva adelante junto a otros organismos como el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla). Justamente, todos los trabajos que se hacen al respecto tienen como objetivo medir las deformaciones de esa porción de la superficie terrestre para que cada uno de los datos recabados sean usados por los geólogos.

"Es para que (ellos) tengan más elementos que les permitan entender cómo se mueve el subsuelo, cómo suceden los terremotos, en qué lugares, con qué magnitud y cómo es el comportamiento de los volcanes", expresó Barón.

El motivo que explica el crecimiento del Aconcagua y los grandes cerros que lo rodean es que "la placa de Nasca, que está debajo del mar de Chile, se va metiendo por debajo de la placa Sudamericana, lo que hace que la costa de Chile se acerque a Mendoza. Esto provoca un plegamiento de la superficie, que al arrugarse forma las cordilleras", detalló Barón.

Los hechos que suceden a los pies del Coloso de América, "ya lo venía anticipando Víctor Ramos, uno de los más prestigiosos geólogos argentinos (ver aparte)", agregó Barón.

Aunque esa no es la única fuente que causa la deformación del suelo. Con esta realidad colaboran la extracción o inyección de fluidos del subsuelo, como agua, petróleo y gas; la descarga y recarga de acuíferos subterráneos y el llenado o vaciado de embalses, en este caso del dique de Potrerillos.

Avances tecnológicos

Para desarrollar las investigaciones se usan dos técnicas. "Una es la medición con estación GPS (Global Positioning System, o Sistema de Posicionamiento Global) y la otra se llama Interferometría con imágenes satelitales de radar", detalló el ingeniero Barón.

La metodología comenzó a usarse hace 10 años, "sobre todo cuando el GPS empezó a tener la precisión necesaria que se requería para estos estudios", manifestó Barón.

Lo cierto es que parte de estos análisis son posibles gracias al proyecto Sigma (Sistema de Investigaciones GPS Monte Aconcagua), por medio del cual se logró colocar una estación GPS en la cumbre de la montaña más alta de América.

En esta investigación también trabaja el Ianigla, la Universidad Nacional de Cuyo y la Dirección de Recursos Naturales, entre otras reconocidas entidades y universidades. "Esto nos va permitiendo medir cómo cambia la posición del Aconcagua, qué es lo que denomina: velocidades de deformación", sostuvo Barón.

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