domingo, 26 de octubre de 2008

Informalidad se aprovecha del 'boom' turístico.

Por Nelly Luna Amancio (El Comercio Lima)
Como sucede con la mayoría de sectores económicos, la informalidad también le pisa los talones al turismo. Entre el 2004 y el 2007 el número de turistas se triplicó: pasamos del millón a casi dos millones de visitantes, pero en ese mismo tiempo los operadores turísticos informales también se multiplicaron.
"En la mitad del camino al valle del Urubamba el bus se malogró y tardaron más de cuatro horas en enviarnos otro; cuando fuimos a reclamar, la agencia nos dijo que era responsabilidad del dueño del vehículo, que iban a buscarlo... nada más", se queja una turista argentina que por ese retraso no logró conocer Chincheros aquel día. Había comprado el paquete turístico en una agencia aparentemente formal pero que contrataba buses de servicio turístico no registrados en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
Pero no es lo único. Algunas agencias no entregan boletas a sus clientes y otras ni siquiera cuentan con una infraestructura adecuada para funcionar. En la base de la pirámide informal están también las personas que sin tener una empresa constituida ofrecen sus servicios turísticos a través de Internet o aquellos que trabajan como intermediarios y colocan a turistas en agencias que luego les pagarán una comisión.
En la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit) estiman que por cada empresa que presta servicios turísticos de manera formal existen otras tres que trabajan informalmente. Los mismos cálculos han hecho los representantes de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur). Ambas instituciones afirman que en zonas más turísticas como Cusco, Arequipa o Nasca los porcentajes de informalidad pueden ser mucho mayores.
¿Si todo se terceriza en turismo quién, entonces, se responsabiliza si algo falla en el viaje? "La empresa que vendió el paquete turístico", asegura el presidente de Canatur, Eduardo Arrarte.
El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) tiene registradas a 1.464 agencias de viaje y turismo en todo el país, sin embargo, en Apavit dicen que la cifra de las que funcionan en realidad ascendería a cuatro mil.
Durante los últimos doce meses (entre octubre del 2007 y setiembre del 2008) Indecopi ha recibido 170 reclamos relacionados al servicio turístico por un monto estimado en 281 mil soles. De estos casos, 87 fueron resueltos vía conciliación. Un total de 79 agencias de viaje y turismo son las denunciadas.
A estas quejas se suman las que recibe I-Perú. A través de estos módulos de atención al turista se registraron 837 reclamos por incumplimiento de condiciones ofrecidas y problemas con los equipajes, entre otros. Si comparamos estos resultados con los de hace dos años, observaremos que los reclamos se han cuadruplicado: entre octubre del 2005 y setiembre del 2006 se presentaron 209 reclamos.
Este crecimiento numérico no refleja la dimensión del problema, pues la mayoría de turistas no dispone de tiempo para concretar la denuncia. Muchos prefieren hacerlo a través de páginas web de viajes u otras de carácter personal. En Cusco "nos estafaron con el tour de Machu Picchu, cobrándonos el doble de lo que valía. El consuelo es que el día del tour, a la otra mitad le habían cobrado el doble que a nosotros. Al llegar a Aguas Calientes, por supuesto, no había nadie esperando a recogernos como habíamos contratado", escribe un español en un foro de discusión de la página de Geoplaneta.
¿QUIÉN CONTROLA?
La norma que reglamenta a las agencias de viaje y turismo en el país es el Decreto Supremo 026 del Mincetur. Pese a ello y a las innumerables quejas y problemas de informalidad, hasta el momento no se cuenta con un registro de infractores --tal y como obliga el reglamento-- "debido a que los procesos se encuentran en trámite", dicen en el Mincetur.
Este decreto deja en manos de las direcciones de Turismo de los gobiernos regionales y del Mincetur, en el caso de Lima, la competencia para supervisar y sancionar a los prestadores de servicios turísticos que trabajen informalmente o no cumplan con los estándares básicos de atención.
"Nosotros hemos pedido más control, pero solo se fiscaliza a los formales y no hacen nada contra la informalidad", sostiene Héctor Velit, presidente de Apavit, el gremio que agrupa a más de mil agencias de turismo en el país.
Velit considera que es precisamente esta falta de control la que agrava la inseguridad. "Se asaltan a los turistas, los estafan o los buses presentan desperfectos mecánicos y causan accidentes en las carreteras", dice.
La explicación del escaso control sobre la informalidad, por parte de Andrea Martínez, asesora del Viceministerio de Turismo, es que no es su competencia fiscalizar a los operadores turísticos que funcionan sin RUC o sin local determinado. "Nosotros evaluamos solo las condiciones de infraestructura en las que funcionan estas agencias", aclara Martínez.
El Mincetur cuenta solo con dos inspectores para fiscalizar las 780 agencias registradas en Lima Metropolitana.
La informalidad se asienta también en zonas con escasa infraestructura o de incipiente crecimiento turístico. En Kuélap, por ejemplo, la demanda de agencias formales la cubren los habitantes del lugar. "En estos casos no se puede exigir la formalización de manera tan tajante. Ahí el Mincetur debería ordenar de otra forma", sostiene el presidente de Canatur.
CUENTA CUENTOS
En el Cusco, la historia oficial se reinventa en la voz de cada uno de sus guías. Cada uno tiene una historia distinta que contar. "¿Cómo se puede llamar descubridor a un saqueador de piezas?", preguntan algunos guías aludiendo a Hiram Bingham. "Sustrajo todo el oro que pudo y lo menos importante lo llevó a la universidad de Yale", dicen otros. Hay versiones para todos los gustos. Desde las que prometen experiencias místicas hasta las más descabelladas, como la que habla de una participación extraterrestre en la construcción del complejo.
"Tengo más de 30 años trabajando en turismo y cada vez que he ido a Machu Picchu, he escuchado una historia diferente", confiesa Eduardo Arrarte, el presidente de Canatur.
Para el representante de Apavit, el Mincetur debería preocuparse por la calidad de información que ofrecen los guías. "Los cursos de capacitación y actualización deberían ir paralelos a los nuevos hallazgos arqueológicos", sostiene Héctor Velit. Daniel Abarca, presidente de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo (Agotur), está de acuerdo con esta propuesta, pero atribuye a los guías informales la mala información.
El nombramiento de maravilla mundial ha traído consigo un número descomunal de turistas, y por supuesto, con ellos, otros cientos de guías y aspirantes a serlo. "Ahora los mismos taxistas se ofrecen de guías, también muchos extranjeros que se quedan en el país creen que pueden serlo, y las autoridades no les dicen nada", se queja Daniel Abarca.
En todo el país hay aproximadamente 6.000 guías oficiales de turismo (el número de informales es incierto). Solo en el Cusco se han abierto ocho institutos privados que ofrecen esta carrera. Este año hay alrededor de 9 mil estudiantes de turismo, incluyendo a los alumnos de las dos universidades de la región. ¿Hay demanda para tantos? Daniel Abarca asegura que sí. El 2000 Agotur tenía registrados a 90 guías, cuatro años más tarde la cifra ascendió a 220 y este año ya suman 1.468.
El turismo ha enamorado a todos, pero pareciera que pocos se comprometieran con él. Las visitas se multiplican y con ellas los índices de informalidad.
PARA RECORDAR
Un plan olvidado
1. Hace tres años se diseñó el Plan Nacional de Turismo (Pentur 2005-2015), pero al poco tiempo quedó en el olvido. Hace unas semanas el Mincetur ha relanzado el plan trazándose las metas, solo que ahora al 2018.
2. Este plan priorizará estos destinos: Trujillo, Chan Chan, Señor de Sipán, Túcume, Kuélap, Cajamarca, Iquitos, Pacaya Samiria, playas del norte, Lima, el Huascarán, Líneas de Nasca, Arequipa, Cañón del Colca, Ayacucho, Machu Picchu, Camino Inca, El Manu y el lago Titicaca.
3. El objetivo es desarrollar una oferta turística competitiva y sostenible.

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