martes, 30 de junio de 2015

Cultura : Don García de Salcedo, encomendero de Nasca y dueño de la primera empresa agropecuaria del virreinato ubicada en El Ingenio

DON GARCÍA DE SALCEDO: ENCOMENDERO DE NASCA Y DUEÑO DE LA PRIMERA EMPRESA AGROPECUARIA DEL VIRREYNATO UBICADA EN EL DISTRITO DE INGENIO

PRIMERA PARTE
Por: Sixto I. Fernández Alvarado

En el siglo XV (alrededor de 1476), Carlos V creó el Concejo de Hacienda y cuya filosofía era impedir que malos funcionarios “metieran mano” a las rentas del reino, especialmente en los territorios conquistados. Y en atención a ello, se dispuso que toda expedición de descubrimiento ó de conquista llevase consigo Oficiales Reales. El Veedor don GARCÍA DE SALCEDO fue uno de los primeros Oficiales de Hacienda acreditados en el virreinato del Perú. Su sueldo era de 130 mil maravedíes al año. La Capitulación de Toledo que amparó la expedición de Pizarro, señalaba tal responsabilidad al mismo F. Pizarro, García de Salcedo, A. Riquelme y A. Navarro.

De los acompañantes del capitán, don García de Salcedo, inescrupuloso y desleal individuo, más bien aprovechó todos los medios a su alcance para convertirse en uno de los más ricos: se apoderó de recursos indígenas en forma de “botín de conquista”, fue cómplice de Pizarro en la apropiación ilícita de parte de los “quintos reales” que pertenecían a la Corona, se hizo beneficio desmedido del tributo de la Encomienda y diversas explotaciones en la esfera comercial incluyendo una empresa agropecuaria en Nasca, en el distrito Ingenio. Solamente en la primera gran fundición que se hizo del Rescate de Atahualpa y otros, se manipuló el peso y la ley de ése metal, para escamotear la parte que correspondía al Rey. Igual de escandalosa fue la fundición que se hizo en el Qosqo, luego de saquear al templo Koricancha. Todo eso obligó al Fiscal Villalobos, del Concejo de Indias, a querellarse contra Pizarro, Almagro García de Salcedo y los otros oficiales y hasta particulares que habrían intervenido dolosamente en ésos menesteres.

Precisamente Pizarro, -a quien un conocido político peruano ha ensalzado con empacho como “gran político”- la hizo “LINDA” con García de Salcedo (con quien fue compadre porque la esposa de éste fue madrina de la hija de Pizarro) en el tema de la fundición de lingotes y otros chanchullos, y además lo premió como Encomendero de La Nasca (A Alonso de Riquelme lo hizo Encomendero de Jauja). Pizarro y G. de Salcedo mantuvieron una soterrada sociedad y éste creó la “Compañía de la Nasca” en el distrito Ingenio a mediados de 1540 cuando allí habían “más de mil indios”.

Curiosamente en 1549 éstos eran 1629 indios. Extrañamente en 1549 y pese a su exitosa gestión, G. Salcedo “vendió” la empresa a su socio Pedro Gutiérrez, -su testaferro- a raíz de normas que prohibían a los Oficiales Reales fueran titulares de negocios privados. En compensación les aumentaron sus salarios a 510,000 maravedíes al año.

Pero García de Salcedo, voraz y ambicioso funcionario real, fue además, “cobrador de deudas” las cuales seguramente compraba como se hace hoy, y por lo cual percibía jugosas comisiones ó bienes embargados.

García de Salcedo fue un inmoral y corrupto funcionario y político de la peor especie: jugó sus cartas -como Pizarro- tanto a favor de la Corona y también con los enemigos de la Corona, “con tal de lograr sus objetivos”.

Su siniestra presencia en éstas tierras al lado del Conquistador Pizarro, le ha dado un lugar histórico tanto en la Conquista como en la Fundación de Lima, en cuyo céntrico “damero” le tocó uno de los solares más importantes. Y fue como podría esperarse de un tipo de su calaña, miserable y cobarde traidor: cuando irrumpieron los almagristas en la casa de Pizarro para asesinarlo, García y un grupo estaba con él, pero en lugar de ayudarlo a defenderse, ¡Fue uno de los primeros en huir por una ventana!

Años más tarde y ávido de posiciones y alianzas que le dieran y/o conservaran privilegios, casó a su joven hija Isabel con el poderoso Oidor don Mercado de Peñaloza llegado a mediados de 1553 y quien dirigió la sofocación del movimiento rebelde de Hernández Girón.

Entre 1540 y 1550 García de Salcedo había tenido una gran bonanza: vendió más de 500 arrobas de azúcar al año y también en 1552 y 1553, a razón de 4 y 6 pesos la arroba. En 1554 vendió al Cusco, 267 arrobas de vino blanco. Y al parecer y según escasas evidencias, habría negociado la venta de un barco y la compra de otro. Su mayor operación comercial fue en 1553: vendió una carga de ropa y mercaderías, por ¡Treinta mil quinientos pesos!

Continuará…

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