Cuenta la historia que luego de la decisiva Batalla de Ayacucho (09 de Diciembre de 1824) que selló la independencia del Perú y de América, el Congreso peruano dispuso el 10, 11 y 12 de Febrero de 1825, honores y preseas para Bolívar, no aceptando su renuncia y prorrogando su mandato como dictador del Perú por un año. Entonces, el Libertador quien atendía otros intereses particulares con relación a la Gran Colombia y perseguía finiquitar el asunto del Alto Perú, inició el 11 de Abril un recorrido triunfal apoteósico y napoleónico, por las provincias del Sur.
En Ica estuvo el día 20. De ésa visita flota aún el rumor de la algarabía y fasto con que se le recibió y las grandes fiestas que se dieron en su honor. Allí queda como mudo testigo la portada de una vieja mansión colonial en la que dicen, se alojó. Las rancias familias de ascendencia española, suspiraron aliviadas de comprobar que aquel no era un vulgar y saqueador revolucionario, sino un culto y galante caballero andante, que a manera de don Quijote y con su propia filosofía quiso “desfacer” los entuertos del colonialismo en América. En el Municipio iqueño existe un hermoso cuadro que representa ésos instantes de su llegada.
En Nasca estuvo el día 26 y ya lo hemos dicho antes: estuvo acompañado de su maestro, don Simón Rodríguez. Y seguro que a su lado y entre sus interlocutores estuvo presente nuestro Prócer don José Manuel Mesa con los notables de la época, recordándole que el Cabildo del pueblo de La Nasca se pronunció tempranamente en 1820 a favor de la Independencia y que en el propio pueblo habíase producido la fantástica incursión del Coronel don Manuel Rojas el 14 de Octubre de ése año, y que nuestro pueblo fue el primero en jurar su independencia el día 16 de ése mismo mes. También se le narraría sobre el segundo encuentro armado en la hacienda Cahuachi, en 1821. Don José Manuel Mesa había participado con una pequeña milicia formada por nasqueños al lado del legendario guerrillero Marcelino Carreño y otros. Por su patriótica acción y pre clara inteligencia, sería reconocido y electo diputado por Ica para el Segundo Congreso Constituyente de 1826 y finalmente nombrado Intendente de Ica.
De aquella leyenda –porque no ha quedado historia escrita- contaba nuestro padre don Sixto Fernández Lancho, que le mostraron a Bolívar el madero ó “Palo de la Libertad” que en recuerdo de la acción de 1820, plantó el coronel Manuel Rojas en el centro de la Plaza de Armas y que Bolívar, entusiasmado y con miras a dejar también un recuerdo de su paso, ordenó que el símbolo fuera convertido en Cruz. La versión que hizo su hermano Dr. Manassés Fernández Lancho (“Nasca en Anécdotas”) es la siguiente: “La plaza de Armas de Nasca por el año de 1928, era una pampa de pura tierra, en el centro de ella habían 8 columnas de cal y ladrillo, delimitando un octógono regular. Las columnas estaban unidas por rejas de fierro fundido. El conjunto estaba rodeado por una calzada de losetas. Al centro del octógono había un palo con un gancho en el que se colgaba un farol. El palo –decía la tradición-que era parte del Palo de la Libertad que pusiera al centro de la Plaza el general José Antonio Álvarez de Arenales a su llegada a Nasca y sobre el cual puso un travesaño en forma de cruz y sobre el cual hizo subir a un indio con su arco, disparando flechas a los 4 rumbos, en señal de libertad”
1928-AL LADO DERECHO, EL OCTOGONO DIBUJO NUESTRO: PALO DE LA LIBERTAD
1930-PLAZA MODIFICADA Y LA CRUZ SE MUDÓ HACIA EL FRONTIS DEL TEMPLO
Como podrá observarse, el único dato discordante en la versión del Dr. Manassés, es el de que Arenales haya llegado a Nasca, lo cual históricamente no fue así. Entonces y para conciliar ambas versiones, debemos concluir en que fue Bolívar quien ordenara la confección de la Cruz. El presente tema tiene un mayor desarrollo en uno de los capítulos de nuestro futuro libro sobre historias de Nasca
Continuará mañana…
condechaucato@yahoo.es
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