miércoles, 9 de diciembre de 2009

Arqueología : Max Uhle (segunda parte)




Segunda parte wikipedia
Viajes:

Max Uhle se traslada a Bélgica y se embarca para América del Sur en el Puerto de Amberes el 14 de noviembre de 1892, rumbo a Buenos Aires, a cuyo puerto arriba el mismo año con 36 años de edad; luego de su corta estadía en la ciudad bonaerense, pasó al Cuzco, siguiendo, en cierto modo, el área de influencia de la cultura incaica. Los años 1892-1893 los dedicó a visitar sitios arqueológicos de Bolivia.

En los años de trabajo en el Museo de Berlín Uhle tuvo la oportunidad de observar y estudiar materiales Tiwanaku en las colecciones del Museo, cuyos objetos culturales despertaron su interés, por ello intenta trabajar en este gran sitio originario, pero la situación política demasiado inestable en el país altiplánico, le impide cristalizar su proyecto.

Contratado y apoyado por la Universidad de Pensilvania en 1895, prepara el viaje a Lima, ciudad a la que arriba en 1896; su primera tarea es remitir una relación acerca de su viaje a Bolivia y Perú, acompañando, además, un informe sobre el idioma de los Uros (Bolivia), el cual fue publicado en el periódico Globus de Braunschweig, Alemania.

En el Perú Max Uhle inicia sus trabajos arqueológicos en Ancón y Pachacamac el mismo año de su llegada; el trabajo de campo en este último famoso sitio arqueológico lo alterna con reconocimientos y visitas cortas a otras zonas arqueológicas de los valles del Chillón, Rímac y Pachacámac (Lurín), que en los años finales del siglo XIX y principios del siglo XX se irán extendiendo con mayor amplitud a otros territorios del país.

Investigación:

Escribe el Dr. Eloy Linares Maga (1964:23): "Su fama de arqueólogo crece; por eso la Universidad de California le encarga nuevas exploraciones en el norte del Perú. Uhle recorre los valles de Moche, Chicama, Jequetepeque, Virú y Santa; excava cerca de las huacas del Sol y La Luna; visita la ciudad de Chanchán y las ruinas de Marcahuamachuco”.

Los años 1898 y 1899 viaja a los EE.UU. por dos años y regresa al Perú, ahora patrocinado por la Universidad de California. Con renovados recursos e interés trabaja el año 1900 en varios sitios del valle de Lima (Rinconada de Ate, Trapiche, Nievería, Cajamarquila, Zavala, San Isidro (Gualamarca), Armatambo, etc.). Viaja al norte para realizar excavaciones en los monumentos del Sol y La Luna en Moche; en 1901 publica un artículo en la Industria de Trujillo sobre Moche.

Del norte pasa al sur del país donde explora los sitios arqueológicos de La Centinela y Tambo de Mora, los montículos de Hoja Redonda y Alvarado (Chincha), explora sectores del litoral de la Península de Paracas (Cerro Tres Cruces), por la quebrada de Pisco reconoce Tambo Colorado y llega hasta Huaytará y, finalmente, en este viaje recorre Chulpaca y Ocucaje en Ica.

Los años 1902 y 1903 regresa nuevamente a los EE.UU. para dictar cátedra en la Universidad de California, en cuya estadía aprovecha para ejecutar excavaciones en montículos cercanos a Berkeley (Emerville). En la segunda mitad de 1903 y parte de 1904 se encuentra trabajando nuevamente en Ancón contando con los auspicios económicos de la señora P.A. Hearst, desde cuya bahía decide avanzar a explorar sitios en el valle de Chancay (Puerto de Chancay y Cerro Trinidad) y los sitios de Aspero y Puerto Supe. Los conchales que exploró en Puerto Supe han desaparecido en la actualidad bajo obras modernas. De regreso a Lima explora los cementerios de la Isla San Lorenzo.

El año 1905 emprende nuevas exploraciones y reconocimientos en Puno, Cusco, Arequipa, Chala, Chaviña y Acari (Conventillo, Warato y Lomas), Nasca y Palpa (Kakatilla, La Mancha, Poroma, Tambo del Perro, Estaquería y Nanaska).

El gobierno del presidente José Pardo y Barreda expide un Decreto Supremo el 6 de mayo de 1905, autorizando la organización y funcionamiento del Museo de Historia Nacional bajo la dependencia del Instituto Histórico del Perú. Gracias a esta medida se inaugura dicho museo el 28 de julio de 1906, contando con la dirección del Dr. Max Uhle, contratado por seis años.

EI flamante director del Museo de Historia Nacional inicia sus labores inmediatamente y con mucho apego a las antigüedades arqueológicas del país. Para incrementar los materiales arqueológicos del Museo reinicia excavaciones en los sitios de Lima y alrededores; excava en los, cementerios, antes explorados, de la Isla San Lorenzo; excava un cementerio arqueológico en Bellavista, Callao y explora la extensa zona arqueológica de Makatampu, situada entre la avenida Colonial y Argentina, ahora completamente desaparecida. AI mismo tiempo recepciona e integra o compra colecciones de personajes limeños y familias interesadas en fomentar y apoyar el, funcionamiento del Museo Nacional. Uhle entonces trabaja fichando, identificando, organizando y agrupando cronológica y estilísticamente los materiales y datos en el Museo para montar las exhibiciones del Ministerio de Justicia y de la Sociedad Geográfica de Lima. Entre 1908 y 1910 lo encontramos nuevamente en el campo: está excavando en los grandes montículos de Arámburu y Concha, de la zona arqueológica ubicada en la actual Ciudad Universitaria de San Marcos.

Envidias e indisposiciones ajenas a su voluntad hicieron que se alejara del Museo; de esta manera el Dr. Uhle hace entrega del patrimonio arqueológico del Museo Nacional consistente en 9.271 especímenes a la Comisión del gobierno presidida por el Dr. Carlos Wiesse el 29 de diciembre de 1911.

Invitado por la Universidad de Chile, viaja a este país, donde permanece hasta 1919, a partir del cual se traslada al Ecuador por invitaci6n de Jacinto Jijón y Caamaño. EI año 1933 regresa a Alemania y lo acoge el Instituto Iberoamericano de Berlín, donde redacta artículos, procesa datos y arregla documentos relacionados con cuarenta años de trabajos (Linares Wlaga 1964: 34).

Por iniciativa del Dr. Luis E. Valcárcel, la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos organizó un Jubileo en su honor (1935), donde participaron instituciones y autores de países europeos y americanos. En su discurso, Valcárcel expresó que: “Este homenaje significa también que la conciencia del Perú no olvida ni podrá olvidar jamás a cuantos abrazan la ingrata tarea de investigador incomprendido y de continuo calumniado y sabe reconocer el mérito por encima de todo". La Revista del Museo Nacional, tomo IV, Nº1, publicó por medio de la pluma del Dr. Valcárcel el merecido Jubileo.

El año 1936 el Museo Nacional de Cultura Peruana, dirigido por el Dr. Luis E. Valcárcel, en nombre del Ministerio de Educación Pública, le rinde en vida un justo homenaje.

El XXVII Congreso Internacional de Americanistas de 1939, fue celebrado en Lima y México para el estudio comparativo de las civilizaciones de Anahuac y los Andes, además de sus posibles interconexiones e interrelaciones mutuas. El Perú lo invita a participar en las sesiones del Congreso, en las cuales expuso dos ponencias: “Procedencia y Origen de las Antiguas Civilizaciones Americanas” y “La Marcha de las Civilizaciones”, en las que se admira su experiencia en el tratamiento de los temas. El Perú lo condecoró con la Orden del Sol.

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