Juventud Guadalupe empató esta tarde

informe telefónico de CBS Canal 33 de Nasca

5.40 pm Acaba de terminar el partido esta tarde en Nasca, el estadio 12 de Noviembre de San Carlos se llenó de aficionados de los 5 distritos de Nasca inclusive con gente de Palpa que vinieron a alentar al campeón provincial.
Resultado final 0 a 0 el campeón de Ayacucho -Sport Huamanga- se llevó un punto de Nasca, mientras que el Campeón de Ica UNICA perdió por la mínima diferencia de visitante.


(El Correo)
Juventud Guadalupe ajustando iguala 0 - 0 con el Sport Huamanga que desperdició cuatro ocasiones de gol. Hinchada asistió en buen número al estadio 12 de noviembre.
No era un rival grande como dicen. Un poco más de imaginación hubiera sido suficiente para mandarlo a su natal Huamanga a llorar. Pero el conjunto guadalupano careció de inspiración en todas sus líneas.
En más de tres ocasiones claras, sino fuese por la diosa fortuna, el Sport Huamanga hubiera salido sonriendo del fortín del 12 de noviembre.
Transcurría el minuto 77, cuando el recién ingresado Julio Ormeño recibió un pase largo y quedó cara a cara con el portero Pedro Crisóstomo. Lo dejó sembrado en el suelo y sacó un remate horrible.
Le salió un mal remate. No había nada en el arco. Ni un bicho que intentase atajar. Estaba Ormeño, el balón y esa portería a su merced para inflarla. Era más fácil anotar con un toque suave, que errar.
Cristhian Aranda al minuto 57, tomó un mal rechazo de la defensa guadalupana, amagó a un jugador y quedó mirándose con el portero nasqueño e intentó colocarla al palo izquierdo pero le salió demasiada larga.
Al minuto 46 y 55, Miguel Molina dilapidó dos claras oportunidades de gol que bien hubiesen sido del triunfo. Cuatro ocasiones claras de anotar. El Juventud Guadalupe se salvó de caer de una goleada en su propia casa.
Por su parte, el local no hallaba un patrón de juego. Todos apuntaban al arco rival pero no había cómo llegar. Era demasiado lejos. Ni los mismos delanteros supieron respirar en la nuca del arquero huamanguino que fue un aficionado privilegiado al espectar el partido desde la misma cancha.
Cristhian Revatta a su ingreso extrañó en demasía de un compañero altruista. No pudo reeditar aquellas jornadas memorables en que junto a José Huaraca que ahora juega en el Deportivo UNICA, hacían leña a cualquier rival.
Esta vez, el otro delantero Jesús Cancino, en las oportunidades en que le debió ceder el esférico, nunca se lo dio. Prefirió enredarse sólo y perderla. Fue demasiado egoísta. Cancino no fue la carta de gol. Pese a su empuje fue un jugador perdido en la delantera. Ni qué decir de Orlando Demarzo que cuando saltó al gramado nasqueño no hizo más que ganarse la cartulina amarilla por la cantidad de patadas que brindó al rival.
Ningún jugador guadalupano tuvo siquiera un atisbo de inspiración. Unos contados segundos de un poeta para hilvanar jugadas bien elaboradas.
El técnico nasqueño se equivocó en no hacer jugar desde el pitazo inicial a Revatta y Rafael Peña Cartagena. Dos jugadores ampliamente superiores a Orlando Demarzo y Jesús Cancino. El ex victoriano Peña Cartagena ingresó a casi 5 minutos del final y no tocó mucho balón.
Nadie se puso la camiseta del líder, del caudillo que dirigiera el encuentro. Aunque hay que resaltar la entrega en los minutos iniciales de Cristhian Villamarín que fungió por momentos asumir la conducción pero se esfumó rápido cómo la clasificación a la otra ronda de la Copa Perú.
Todo es ilusión. Todo pasa rápido pero menos ese esfuerzo del hincha nasqueño que esperó ser bien retribuido. Se quedó con ganas de gritar el gol del triunfo, aunque sea del empate. En líneas generales fue un partido disputado por el juego brusco. La falta de actitud del árbitro huancavelicano Carlos Ramírez Revatta, que a poco del final expulsó al recien ingresado Roberto Barquero.
El Sport Huamanga no fue ese rival temido. Sino fuese por la floja actuación de todas las líneas del elenco guadalupano. Ni hubiese asomado al arco defendido por Crisóstomo.
El medio campo no existió. Fue un camino abierto para el Huamanga que se paseó como en su propia casa. El Guadalupe no tiene sangre de campeón. Parece estar sumido en el conformismo.