domingo, 21 de diciembre de 2014

Cultura y Eventos : Interviu a Papa Noel I y II

INTERVIU A PAPA NOEL I

Por: Sixto I. Fernández A.

Cuando niños, poco o casi nada conocimos sobre Papa Noel. Eran nuestros amorosos padres quienes nos contentaban grandemente con simples y sencillísimos presentes navideños. Lo más importante era la congregación familiar alrededor de la mesa hogareña, la cena pascual por más frugal que fuera. Realmente se respiraba una atmósfera de amor y de unión autenticamente identificada con los ideales del maestro Jesús, uno de los hombres más buenos que ha conocido el mundo.

Hoy, “entrados en años” y gracias a la generosidad del diario “La Opinión” desarrollamos una hermosa aventura periodística continuando con la posta que nos dejara nuestro amado padre quien también escribió en éstas páginas. Entonces y pese a nuestras ideas sobre el personaje que ya expresamos en un pasado artículo (“Ave Papa Noel”), decidimos realizar una interviú al mítico Papa Noel.

¿Cómo hacerlo? Con gozo volvimos a ser niños envueltos en los afanes de nuestros tiernos nietos: Franquito, Paulito, Camilita, Lucianita, Flavita y Brisita. Y de rodillas (para ponernos a su altura física) con ellos confeccionamos y colgamos en la pared la media de terciopelo rojo, autorizado receptáculo navideño para depositar las famosas cartitas con su kilométrica lista de imperativas peticiones.
Apartándonos por un segundo y a propósito de peticiones no satisfechas, leímos un corto humorístico: Un Papa Noel de humor negro, luego de leer la reiteración exigente de un niñito por un carro de bomberos, murmura siniestramente: “¡Tanto me fastidias que ésta noche incendiaré tu casa para que tengas muchos carros de bomberos!! “

Continuando con nuestra empresa y atendiendo a precisas indicaciones de nuestros pequeños, nos escondimos debajo de una de las camas poniendo especial atención en una de las ventanas, dejada sin pestillo a propósito para facilitarle el acceso al furtivo gordinflón. Cansados de tantos preparativos e ilusionados e hipnotizados con que al despertar se encontrarían colmados de los anhelados regalos, los pequeños se durmieron profundamente. Toque de queda...inicio de nuestra vigilia...

Cuando la esfera luminosa del reloj marcó las 12 –incluso minutos antes- empezó una cerrada descarga de artillería que hubiera hecho palidecer a cualquier enemigo, entonces nuestros adoloridos tímpanos percibieron que alguien se deslizaba hacia el interior, traicionado por un casi imperceptible e infidente chirrido de la bisagra de la ventana. Era “él” quien de dos zancazos con sus muelles botas alcanzó las camas en medio del ¡saz, saz! Producido por el roce del terciopelo de su ropaje. Al parecer había mudado el antiguo paño.

Entonces le salí al paso diciéndole: ¡HOLA SANTA!

Y él, curándose del susto más que de la sorpresa me contestó:

“¡Hola, hijo! ¡JO, JO, JO!”

-He esperado con ansia este encuentro porque deseo conversar contigo, le dije. Y él me respondió:
“Encantado si no demoras más de un segundo; si es por un regalo y aunque creo que ya estás crecidito para eso, pídemelo aunque en el Perú siempre tengo un deficitario saco. En regalos que debo y por darte un ejemplo cualquiera, la cifra debe acercarse a lo que debe vuestro Estado a los fonavistas. Te escucho, hijo…”

-No, Santa, quiero hablar de cómo te has convertido en un icono navideño. No tomes como ofensa si te digo que para un gran sector de la población eres hijo putativo de la ignorancia y la religión, primo de la veleidad y sobre todo, tótem del comercio. Gracias a todo ello tu existencia se está haciendo perdurable: el “Árbol”, el “Nacimiento” y tú, constituyen el Santo Tridente Ornamental Navideño. Y paradójico es que te diga esto, que te niegue, y sin embargo hable contigo...
“¡JO, JO, JO! No me ofende tu franqueza, y no creas que soy cachaciento pero aunque estuvo fuerte todo lo que has dicho, me caes simpático, ¡JO, JO, JO!” Bien he leído y releído tu anterior artículo sobre mí: me he visto como ante un espejo. De veras que tienes cierto estilo que me recuerda a un tal Conde de Lemos...

Religión no es necesariamente equivalente a ignorancia: Ha habido y hay espíritus de gran ciencia e intelecto que están convencidos de que existe un ser superior creador de todo lo que existe…

Y escucha algo más, hijo: Criado he sido por la religión y la política: amamantado por ambos me ha convertido como tú dices, en icono del comercio. Pero si te fijas bien, religión y política jamás regalan satisfacción alguna en el presente, ellos solo ofrecen la felicidad para el FUTURO. En cambio y aún con chucherías que regalo, yo hago feliz a la gente y sobre todo a los niños ¡AHORA!

Déjame decirte que soy consciente de que no tengo la fama del más notable estadista o político ni pertenezco a la extensa galería de santos y mucho menos a legión alguna de ángeles, arcángeles, serafines ó querubines. Y sin embargo... ¡Soy más popular que todos juntos! ¡JO, JO, JO!

Y Perdóname que no continúe esta agradable e inusual conversación porque ya estoy retrasado y voy a reventar para poder cumplir con mis encargos. Te propongo que nos encontremos el próximo año para continuar. ¡Chau, hijo! ¡JO, JO, JO!”
-Adiós, Santa...nacido (bastardo) de ellos, política y religión, tu discurso tiene sabor a púlpito y también a balconazo, pero agradezco tu tolerancia y buen humor. El próximo año te espero con un nuevo cuestionario. Adiós.

Sixto I. Fernández A.


INTERVIÚ A PAPA NOEL II

Por: Sixto I. Fernández A.

Créanos amable lector: luego de la entrevista que hiciéramos a Papa Noel en la Navidad anterior, todo el año 2012 aguardamos ansiosos el momento de presentarle un nuevo cuestionario en virtud del acuerdo que ambos pactamos. Haciendo y deshaciendo las más agudas y puntillosas interrogantes con el fin de satisfacer nuestra inquietud y quizás también de una mínima parte de quienes engrosan diariamente la inmensa legión de lectores de éste gran diario; En éste empeño hemos llegado a la conclusión que muchas veces es más fácil y sencillo contestar con suficiencia que preguntar con inteligencia.

Por supuesto que el tema frontal y más importante para nosotros era y es despejar la supuesta “santidad” de Papa Noel a quien suele llamársele de diversas formas, entre ellas: San Nicolás. ¿Pertenece a la incontable Galería de Santos de la Cristiandad?
Cuenta la leyenda que “Allá por el siglo IV Nicolás de Bari era un joven muy rico (nacido en Patara, distrito de Licia) que quedó huérfano dedicándose a practicar la caridad con la fabulosa fortuna que heredó. Finalmente emigró abrazando el sacerdocio llegando a ser Obispo y convirtiéndose Santo Patrón de Turquía, Grecia y Rusia y posteriormente de los marineros. Falleció el 06 de Diciembre del año 345 y unos tres siglos después empezó a recibir grandes honores y erección de templos. Poco a poco su nombre fue inmortalizándose en una tradición popular en que tomando el nombre de SANTA CLAUSS, desciende todos los años en nochebuena para darles juguetes a los niños en nombre del Divino Maestro”.

Sin embargo su perfil moderno se fue forjando gracias a diversos ingredientes como que fue llevado por los emigrantes holandeses a Estados Unidos. También fue decisiva la obra “Una visita de San Nicolás” de Clement Moore quien agregó los nueve renos (“Rudolph”, “Dooner”, “Blitcher”, “Cometa”, “Cupido”, “Brillante”, “Danzante”, “Centella” y “Zorro”).
Cuando el olfato mercantil encuentra en él un filón para explotar la Navidad, primero una marca de refrescos y después muchas otras empresas incluyendo la Coca Cola, encargaron hacerle retoques, cambio del vestuario original y otros, ofreciéndonos la imagen que hoy conocemos. Por si fuera poco, hoy existe en Rusia una escuela exclusiva de Papa Noeles que ofrece un curso diplomado y certificado de tres semanas de duración y examen público.

En virtud todo esto, queríamos encarar al gordo regalón de la risa cachacienta, icono y tótem (más bien para nosotros), de los fabricantes, importadores, exportadores y toda laya de comerciantes y mercachifles navideños.
Llegó el día 24 presente pasado y como ya no teníamos que sorprenderlo en su huidiza y furtiva visita, nos recostamos al pie de las camas de nuestros nietos y confiando en que él nos despertaría para charlar, en lugar de montar celosa vigilia nos quedamos profundamente dormidos. Curioso fue que llegadas las 12.00 no sentimos nada al producirse el brutal ataque de la humanidad a la atmósfera con la abrumadora y venenosa descarga de petardos y otros.
Enorme fue nuestra decepción y auto censura cuando recién despertamos en medio del jolgorio de los niños y el bullicio de la apertura de regalos. Resignados, nos adaptamos incorporándonos en cierta medida a la celebración familiar que se produce en torno a ésta fecha, no sin disimular nuestra frustración, condenados a esperar un nuevo y larguísimo año para entrevistar al gordinflón de ropaje rojo escarlata.
Unos vasos de vino lograron disipar en algo el estupor que sentimos cada año que pasa ante la asombrosa deformación que ha hecho la comunidad cristiana del nacimiento de un niño pobre llamado Jesús, nacido según se cuenta en un mísero pesebre. Realmente que ante ésta desenfrenada bacanal del comercio navideño, creemos que Jesús tendría que pedir disculpas a los mercaderes del Templo a quienes expulsó airadamente por comerciar palomas y otros.

Más tarde, aprestándonos para descansar, hurgamos nuestras alpargatas debajo de la cama y notamos que en uno de nuestros zapatos asomaba extrañamente un papel. Era una carta... ¡Una carta de Papa Noel! Y ésta decía así:

“Hola hijo...no te desperté porque cuando dormías te observé detenidamente y recordé con ternura a aquél niño que alguna vez visité en su hogar de la calle Bolognesi, en el querido pueblo de Nasca. ¡Cuánto has cambiado desde entonces!
Créeme hijo, que después de nuestro último encuentro, inusual para mi, todo el año 2012 estuve ansioso por conocer tu cuestionario, en virtud de nuestro mutuo acuerdo. Te repito una vez más que tu forma de escribir y plantear cosas me sugiere una escuela de ése gran escritor iqueño, el Conde de Lemos...

Y te confieso que ante éste compromiso inusual que no suelo conceder a nadie, también preparé mis respuestas haciéndolas y deshaciéndolas, eligiendo aquellas que tuvieran la suficiencia necesaria. Te lo confieso yo que acostumbrado estoy a atravesar los cielos entre bombardas y humo sin ningún temor.
Y al no haberse producido nuestra nueva conversación y analizando todo lo que dijiste la vez anterior, he querido dejarte estas líneas estimando que tu principal, frontal y más importante pregunta debe ser la de quién soy: Santo ó demonio del comercio mundial.

Y siéndome difícil por no decir imposible definirme a mí mismo, solo te puedo contestar que soy una imagen virtual. No soy Nicolás, definitivamente, pero tampoco soy un muñeco diabólico: He sido hecho para arrancar una sonrisa a los niños, especialmente a los más pobres, cierto es, a despecho de arrancarle los bolsillos a los padres, pero no respondo por esto último.
Soy un icono, mí querido Conde Chaucato, soy un mensajero de buena voluntad y paz que pese a tu edad y a las decepciones que te puede haber dado la vida, espero poder arrancarte una sonrisa en una Navidad futura como cuando eras un tierno niño aún. En tanto, recibe un fuerte abrazo. Queda pendiente un futuro encuentro, no lo dudes.
Papa Noel.”

Seguro, Papa Noel, que con tu sincera y hermosa carta has llegado a nuestro corazón pero todavía no, a nuestro pleno entendimiento. Por ahora y sin renunciar a nuestras ideas y posiciones, también te doy un fuerte abrazo. Que la paz sea contigo, simpático gordinflón y que puedas llegar a todos los niños del Perú y del mundo.
Y sin saber por qué, amable lector, empecé a reír como él: “¡JO, JO, JO!”

Sixto I. Fernández A.

No hay comentarios: