PARTE II
En la primera parte narramos que Almagro se hizo del Cusco (Julio,1537) apresando a Gonzalo y Hernando Pizarro; que Gonzalo escapó y que Almagro liberó a Hernando confiando en un arreglo sin intuir la felonía de Francisco Pizarro quien aprestaba tropas y armas desde Chincha convocando además a los “Soras” y otros pueblos indígenas.
Almagro dejó el Cusco con 550 hombres llevando consigo prisionero a Hernando Pizarro. Pasó por Lucanas e ingresó al pueblo de LA NASCA, en donde se enteró de la fuga de Alvarado y Gonzalo Pizarro.
Estando así las cosas, tanto Pizarro como Almagro nombraron como Arbitro a Fray Francisco Bobadilla quien el 28 Octubre 1537 ordenó que ambos comparezcan ante él, fracasando la entrevista. Entonces Bobadilla sentenció el 15 de Noviembre, que una comisión de pilotos hiciera asiento de la latitud del pueblo de Santiago donde empezaba la gobernación de Pizarro; que Almagro entregase el Cusco a Pizarro y soltase los prisioneros y que Pizarro diese un navío a Almagro para enviar a sus representaciones al Rey. Además dictaminó que se deshiciesen los ejércitos de ambos en 15 días; que se permitiese el comercio con los pueblos del sur que obedecían a Almagro y que Almagro se retirase a LA NASCA, hasta el resultado de la comisión de pilotos ó hasta que el Rey dispusiese otra cosa.
Ante tan parcializado fallo, Pizarro aceptó y Almagro apeló. Entonces, Bobadilla “tuvo la audacia” de expedir otro fallo: Que el Cusco se pusiera “en Tercería y Depósito” hasta que los pilotos establecieran la latitud del pueblo de Santiago, “punto de partida para demarcar la gobernación de Pizarro”. Y finalmente, cambiando su decisión anterior, dispuso que Almagro pudiese salir de LA NASCA y ocupar el valle de ICA.
Furibundo, Almagro rechazó el nuevo fallo y desconoció autoridad al cómplice sacerdote.
Obsérvese, amable lector, la mención repetida que se hace de LA NASCA señalándolo como un lugar NEUTRAL en el que incluso se pretendió maniatar a Almagro. Y obsérvese también el olfato e intuición de don Francisco de ganarle ése sitio a su enemigo:
Sintiéndose aún fuerte, “Pizarro partió para el pueblo de LA NASCA, que por otro nombre se llama Cajamarca (ó Kajamarca), donde asentó su real…”Entre quienes lo escoltaron estuvo don Diego Centeno, nobilísimo caballero quien se hizo querer hasta por los indios. Desde allí, Pizarro envió mensajeros y negociadores recibiendo también las noticias de los últimos acontecimientos. El rápido posicionamiento en La Nasca del astuto Conquistador equivalía a una hábil jugada ajedrecística: impedía la progresión de Almagro hacía el sur.
Bien puede deducirse que en LA NASCA tuvo como anfitriones a Anqueaka, el más antiguo curaca conocido, y también el poderoso y rico don Francisco Nanaska, quienes habrían manifestado su disposición para reducir a sus pueblos a la religión de los invasores. Es posible además, que Pizarro conociera la existencia de las líneas y trazos que el pueblo
nasquense conservaba intactos debido a su ancestral significación sagrada.
Continuemos:
Vinieron luego los Soras para expresar su lealtad a Pizarro pues juraron “no pasar adelante antes de volverse a LA NASCA”. Al verlos en nuestra amada tierra, Francisco Pizarro sintió una gran emoción que le hizo preguntarles: ¿Qué causa ha sido para que hayáis dado la vuelta? “¡Decidme presto, las nuevas que traéis!” Y su enviado Gómez de León y sus compañeros le contestaron: “Paciencia es menester que en éste tiempo se tenga…” Y a continuación le narraron de cómo Almagro había “desbaratado” a su enviado Alonso de Alvarado haciéndolo prisionero.
Aquella noticia “triste nueva que ninguna recibió que se le igualase” fue para Pizarro como recibir un mazazo: en ése instante se turbó y temió que Almagro se atreviese a ir allí mismo por él. Téngase en cuenta que “el gobernador era bastante parco en palabras, en particular cuando se trataba de expresar sus sentimientos”. Sin embargo y aquietando el ánimo, Pizarro habló en voz alta, para sí mismo y para los suyos; acuñando la siguiente proclama en el sagrado y soleado valle nasquense:
«No merecían mis obras ni la hermandad que con Almagro he tenido, para que tan cruelmente hubiese tratado mis cosas, e mostrándose tan cruel e a la clara mi enemigo, y entrado en el reino con banderas tendidas y tocando a tambores, como si por ventura yo me hubiera declarado contra el servicio del rey e negándole la obediencia de vasallo que le debo; y él, por su mandado e autoridad, viniera a reducir las provincias a su servicio; e no contento con haber entrado en la ciudad del Cuzco, como ya acá sabemos, e preso a mis hermanos, ir contra Alonso de Alvarado, que estaba aguardando mi mandado, e prenderle e desbaratarle, caso por cierto muy feo e que me pesa que por él haya sido hecho.
E fuera bien que si la ciudad del Cuzco dice caer en los límites de su gobernación, que se viniese a ver conmigo, pues yo tengo la tierra a mi cargo por mandado de su mjtd., e soy su capitán general destas provincias, y que mirara que fundé yo aquella ciudad e la gané de poder de los indios, e que vístonos entrambos, determináramos el negocio, e cayendo en su gobernación quedárase con ella con la bendición de Dios; mas no quiso él hacerlo así ni acordarse del juramento que fue hecho por entrambos en la ciudad del Cuzco.
Pues que así lo ha querido, yo espero en Dios de me satisfacer; e primero perderé la vida, que dejar de ser restituido en lo que me tiene ocupado.»
La proclama de Pizarro desde LA NASCA, ratificó su posición de que él -y no Almagro- era el indiscutible líder de la Conquista: “…pues yo tengo la tierra a mi cargo por mandado de su mjtd., e soy su capitán general destas provincias…”
¡Quién lo diría! Amable y culto lector de “La Opinión”, el diario que difunde cultura, ¡Pizarro jamás soñó que en ése mismo suelo que pisaba, 283 años después, (14 de Octubre de 1820) un puñado de valerosos patriotas independistas darían un furibundo y decisivo golpe armado ¡Anunciando el inicio del fin de la hegemonía realista fundada por él! Sigamos el relato: “…desde LA NASCA partieron sus enviados con nuevas instrucciones en pos de don Nicolás de Ribera quien les inquirió si Pizarro permanecería allí ó volvería a la Ciudad de los Reyes…”cosa última que éste hizo. Y mientras Francisco enrumbaba hacia Lima, “Hernando y sus hombres subieron hacia los Andes siguiendo el valle de LA NASCA…”
La decisión y planificación se había dado en LA NASCA, pero una vez llegado a Ica, el gobernador inició la implementación equipando a sus hombres con mejor armamento y refuerzos y nombró a Gonzalo capitán general. Luego delegó poder a Hernando para reconquistar la región y la ciudad de Cusco, tomar posesión de ella y gobernarla. Hernando había sido liberado luego de una audaz negociación, en tanto que Francisco, “…desde el instante en que no tuvo que temer por la vida de su hermano, se quitó la máscara y declaró que sólo con las armas en la mano debía decidirse quién de los dos entre él y Almagro sería dueño del Perú”
Más tarde, en la batalla de las Salinas, (06 de Abril de 1538) Almagro sería derrotado y unos meses después (08 de Julio de 1538), ejecutado bajo el cargo de “Alta traición al rey”.
De toda ésta historia se desprende, amable lector, que los Pizarro y los Almagro jamás fueron gozaron de sus riquezas y poder pese a ser amos de un riquísimo e inmenso Imperio. Ellos cargaron sobre sí una maldición que los llevó a un final trágico en medio de una estúpida guerra fratricida.
Y en medio de ella, Nasca (ó La Nasca ó Kajamarca de la Nasca) fue teatro de la grave decisión que tomó Pizarro para acabar con su socio Almagro. Esto lo ratifica el testimonio del cronista Cieza de León al afirmar que en nuestro pueblo ancestral, Pizarro “sentó su real” es decir, estableció su Cuartel General.
Cieza no estuvo con Pizarro como equivocadamente sostienen algunos: arribó a La Nasca recién en 1546 y conoció los geoglifos por lo que se le considera su descubridor. De ellos escribiría más tarde: “…señales en alguna parte del desierto que circunda NAZCA…para que las comunidades (indias) puedan encontrar el camino que deben seguir…”
Continuará….
Condechaucato yahoo.es
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