jueves, 13 de junio de 2013

Cultura : Una que otra pendejada, la Conquista del Tahuantinsuyo / parte I, por el nasqueño Jean Carlos Ríos Oscco

UNA QUE OTRA PENDEJADA: LA CONQUISTA DEL TAHUANTINSUYO (PARTE I)

”Y SI ESTE GUAINACAPA FUERA VIVO CUANDO LOS ESPAÑOLES ENTRAMOS EN ESTA TIERRA, ERA IMPOSIBLE GANARSE PORQUE ERA MUY QUERIDO DE TODOS SUS VASALLOS Y HABÍA DIEZ AÑOS QUE HABÍA MUERTO CUANDO ENTRAMOS EN ESTA TIERRA; Y TAMBIÉN SI LA TIERRA NO ESTUVIERA DIVISA CON LAS GUERRAS DE GUASCAR Y ATABALIPA, TAMPOCO NO LA PODRÍAMOS ENTRAR NI GANAR SI NO VINIERAN JUNTOS MÁS DE MIL ESPAÑOLES A ELLA"

PEDRO PIZARRO. (TESTIGO PRESENCIAL) RELACIÓN DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE LOS REINOS DEL PERÚ.

Mientras el profesor de historia nos narraba las estoicas batallas de Francisco Pizarro y sus sucios, perdón…quise decir socios de la conquista, mis dudas ponían en jaque el presuntosentido común. Todo en el salón era admiración por el trujillano y sus acompañantes; yo por el contrario me mostraba cuantiosamente escéptico.

¿Qué 168 aventureros, muchos de ellos analfabetos muertos de miedo, doblegaron a todo un imperio?
¡Fantástico!—clamaban.

¿Qué en un dos por tres, al estilo Paolo Guerrero con galleta en mano, y sin dificultades, tomaron preso a Atahualpa, y con ese acontecimiento se derrumbó el imperio incásico?
¡Proeza!—jubilo total. ¡Mariconadas!

Así que como la curiosidad no mató al gato, decidí investigar. Y me topé con unos cuantos libros relativamente buenos y bien documentados. Entre aquellos está el escrito por Waldemar Espinoza Soriano, “La destrucción del imperio de los incas”.La lectura de este –y los demás--me ayudo a comprender lo ocurrido en 1532, aunque no en su totalidad, pero era más preciso que lo aprendido con mi profe de historia. Y lo cierto es que el autor avala su libro no solo por las crónicas del siglo XVI y XVII, que son lo convencionalmente recurridos en estos casos, sino que además se sustenta de documentos inéditos como losdel Archivo Generales de Indias de Sevilla, donde se ubican las“informaciones de don Felipe Guacrapáucar y don Francisco Cusichaca”, curacas principales de la nación Huanca; grupo étnico que, como tantos otros –tal vez decenas-, se confabularon con los peninsulares para “destruir” el vasto Imperio de los Incas. Toda una hazaña que no pudo haber sido concretada solo con unos pocos hombres por muy armados que estuvieran.

Dando una mirada retrospectiva, recordaremos que han sido varias las teorías formuladas por los historiadores para la explicación del avasallamiento del Incanato. Se podría citar por ejemplo: una superior escuela castrense, esto permitía que en el campo de batalla demostraran mejores estrategias bélicas, en buen castellano: el sequito que protegía al Inca era una tira de inútiles idiotizados que no atinaban a nada. O que las armas, que no eran muchas (media docena de arcabuces, un par de cañones –uno en desuso-, unas cuantas ballestas y eso era todo, ¡ah!...y los caballos: solo 32), fue decisivo en el encuentro; José Antonio del Busto afirmaba que las armas de los ibéricos no fueron decisivos no solo por qué no eran cuantiosas sino que además eran lentas, a lo sumo el ruido estruendoso era lo más atemorizante. Otros le dan crédito a la fragmentación estatal creada por los hermanos (Huáscar y Atahualpa, se entiende) que se disputaban la herencia señorial del finadito Huayna Capac. Por supuesto, también están las teorías jaladas de pelos como la ayuda divina, casi casi celestial, a los elegidos peninsulares; y la inferioridad racial y cultural de los “indios” de estas comarcas, así como lo predicaba Ch. F. Lummis, un racista hasta los tuétanos que eructaba que por el simple hecho de que el antiguo Perú estaba “infestado de indios” era una prueba palmaria de su pecaminosa ignorancia. Y,así, muchas minucias más.

El problema fundamental es que durante todo este tiempo nos han vendido, de remate, una historia acomodada para favorecer intereses occidentales (culturales, se entiende), y denigrar aún más nuestra cuasi inexistente identidad. Porque el colosal imperio de los incas no fue destruido en 1532, eso es más falso que billete de tres lucas. La porfiada resistencia del ejército imperial se prolongó 40 años, ósea hasta 1572.

Continúa ...

( Jean Carlos Ríos Oscco )