domingo, 9 de enero de 2011

Cultura: Literatura de Nasca ( El Dr. Valle Molina II parte) por Conde Chaucato

EL DOCTOR VICTOR VALLE MOLINA

II PARTE
EL POLÍTICO Y PERIODISTA

Por Sixto Fernández Alvarado
"Conde Chaucato"

El Dr. Valle abrazó el aprismo, corriente renovadora que surgida en 1924, atrajo a la mayoría de los mejores hijos del pueblo de Nasca. Por su talento, reflexión doctrinaria y capacidad dirigencial, fue elegido Secretario General del Comité Provincial dando un ejemplo de desprendimiento pues jamás quiso aceptar la nominación para Alcalde ó Diputado, perdiendo Nasca la oportunidad de contar con otro brillante representante político como fueron el “Charro” Albino Molina (su primo hermano) y don Hugo Fernández Lancho.

Su entusiasta generación fundó el diario “Libertad” el 16 de octubre de 1966 con el lema: “Con el pueblo y para el pueblo”, alternando su dirección con el señor Marionilo Calle Zambrano. Entonces creó una columna propia titulada “Luz y sombra de la ciudad” en la que publicó lúcidos y agudos comentarios locales, regionales y nacionales, con el simpático y sugestivo seudónimo de ARISTOFANES.

AMOR ETERNO

Quienes lo conocieron como nosotros, apreciaron el profundo amor que profesaba a su inseparable compañera y esposa, a sus hijos y a su tierra, Nasca.

Por las noches, enamorado de nuestra arrobadora y romántica placita (como jamás conocerán nuestros ojos otra mejor), el doctor Valle, familiares y amistades, solían holgarse en las bancas, bajo las coposas, floridas y perfumadas acacias, distintivas y si se quiere, emblemáticas del pueblo. La tertulia se prolongaba generosamente sin que importara el discreto tañido de nuestro histórico reloj recordándoles el paso del tiempo. Y es que para el doctor Valle y para los nasqueños en general, ¡el tiempo era solo una mera invención!

Precisamente, las acacias por las que el doctor Valle sentía honde devoción, le inspiraron un artículo que transcribimos:

UNA IMPOSIBILIDAD

“Una acacia, es simplemente una acacia; dos acacias, forman un binomio vegetal de dicha especie; tres plantas de éstas leguminosas, nos permiten hablar por plural de ellas; y cuando son muchas y en tal forma florecientes, no nos queda sino pensar en lo que es el jardín de Nasca, verdadero Edén de acacias y Canaán prometido para cualquier visitante que suspire por verlas.

¿Y me puedo llevar las semillas?

-No hay inconveniente, señor.

Pero otros más desconfiados, no se conforman con las semillas y llevan los almácigos. Averiguan aquí y averiguan allá, y no paran hasta dar con el que los vende. Y así se van felices y contentos para plantarlos en sus casas, sea en Ica, en Lima, en Trujillo ó en cualquier otro lugar de la República.

El caso es que los ojos ávidos de los turistas al contemplar la belleza de las acacias del jardín de la Plaza de Armas, despiertan otras inquietudes y avivan el deseo de poseerlas en sus respectivos hogares. Vueltos, no se cansan de contemplarlas, sabiendo que son venidas de Panamá; que plantadas en Las Trancas, se enseñorearon más tarde en la ciudad de Nasca.

Y luego dicen: “Que bien dan aquí, y que mal en mi tierra… ¿Cuál es el secreto?”
Y el secreto es simple y muy sencillo:

Que una parte no es el todo; y que en el caso de las acacias, tendrían que llevarse no solo a ellas, ¡sino a Nasca!, lo cual resulta IMPOSIBLE.”

ARISTOFANES

Cerramos éste merecido y justiciero homenaje, corriendo traslado de su implícito mensaje y demanda ante el flamante señor Alcalde de Nasca, para que se vuelvan a plantar acacias en la Plaza de Armas.

Y si más tarde tenemos la dicha de volver a verlas… a muchas de ellas, pincelando a ésta con su fascinante colorido que produce embeleso en nasqueños y turistas, como el querido doctor Víctor Valle Molina: “NO NOS QUEDARÁ PENSAR, SINO EN EL JARDIN DE NASCA...”

condechaucato@yahoo.es

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