UN DIA COMO AYER NACIÓ MARIA REICHE
Escribe: Wilfredo Gameros Castillo
MARÍA REICHE nació el 15 de mayo de 1903 en la ciudad de Dresde, Alemania. Sus padres fueron Max Félix Reiche Grosse y Ana Elizabeth Neumann Voigt.
María, desde pequeña mostró condiciones innatas para las ciencias, para la investigación. El buen nivel cultural de sus padres le permitió a María disponer de una biblioteca que leía con entusiasmo.
María vivía una niñez espléndida, en el mejor de los ambientes, era la hija favorita. Su reinado cayó como un castillo de naipes cuando nació su hermano Franz. Entonces el incomprensible machismo la convirtió de hija preferida en hija de segunda clase.
Su padre murió en 1916, en la Primera Guerra Mundial.
En la escuela, su sencillez, su inteligencia y su confianza en si misma, la indujeron a estudiar para aprender.
En el año 1924 María Reiche se inscribe en la Universidad Técnica de Dresde.
En la Universidad de Hamburgo, en 1928, aprueba el examen superior de magisterio en las asignaturas: Matemáticas, Física, Filosofía, Pedagogía y Geografía.
Pero no todo era felicidad; María, sensible; sentía el aire asfixiante, irrespirable, veía nubes negras que asomaban en los cielos de Alemania. Temerosa y aterrorizada, desde algunos años venía escuchando y leyendo persistentes y absurdas proclamas de Adolfo Hitler y sus seguidores del partido Nazi, frases que anunciaban odio y guerra.
Ante esta situación decide emigrar. Un día leyó en un periódico que se necesitaba una persona para tutora de dos niños del Cusco. Se presentaron 80 personas para el puesto y lo ganó ella. Fue así como María partió al Perú como institutriz de los hijos de un alemán en el Cusco.
Al terminar su contrato en el Cusco llegó a Lima, donde conoció a Paul Kosok, arqueólogo norteamericano que había visto las Lineas de Nasca y por tener que viajar a Estados Unidos le encarga a María viajar a Nasca y estudiarlas. En 1946 llegó a Nasca y las Lineas la capturaron para siempre. Barre con el mismo cuidado que se necesita para juntar plumas valiosas. Encuentra figuras, comprueba el principio astronómico de algunas líneas, descubre pistas.
No faltaron en Nasca quienes la trataron de loca o bruja, también quienes la admiraron.
Trabaja con el sol que derrite; hasta que consigue un cuarto cerca de la Pampa, donde vive 10 años; hasta que el Hotel de Turistas le proporciona un cuarto gratis. En este da charlas gratis en castellano, inglés, francés y alemán.
Viaja a Alemania para publicar un libro sobre su trabajo en las Líneas de Nasca, que ella había hecho mundialmente famosas.
Gracias a ella los visitantes de las Líneas de la Pampa son bastantes y provienen de los cinco continentes.
María continúa trabajando incansablemente, como si fuera joven y fuerte. De día va a la Pampa de noche da conferencias a los turistas. Sin embargo, María tiene serios problemas de salud. El Mal de Parkinson ha aparecido. Luego la artritis, tiene terribles dolores al caminar.
Desde que cumple 80 años se descubre cuando es su cumpleaños y el Consejo Provincial de Nasca tributó un gran homenaje todos los años.
Los males aumentan, María se queja de fuertes dolores a la espalda como consecuencia de una afección a la columna vertebral y se advierte que ha perdido considerablemente la visión.
Hasta que María Reiche recibe en 1993 el pasaporte peruano de manos del presidente de la República.
Es obra de María: El Fondo de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura, UNESCO, declara Patrimonio Cultural de la Humanidad a las Líneas de Nasca.
A los 92 años, María no va más a la Pampa, no más conferencias a los turistas, está completamente ciega, tiene sordera; las piernas apenas le responden y apenas puede pronunciar algunas palabras.
Hasta que un día María es llevada al Hospital Central de la Fuerza Aérea; allí muere el 8 de junio de 1998 cuando las agujas del reloj marcaban las 10:15 de la mañana cuando el corazón de María Reiche dejó de latir después de funcionar durante 95 años, más de la mitad de los cuales latieron en Nasca, investigando y cuidando las Líneas que ella hizo famosas.
María Reiche es la nasqueña más conocida universalmente, y no se necesita nacer en Nasca para ser nasqueño. María quiso a Nasca, vivió más de la mitad de su vida en Nasca. Esto lo escribo a propósito de la carta NASQUEÑISMO EN DEBATE del periodista Eleodoro Trinidad Ceyrico, a quién felicito y le digo que pronto enviaré una respuesta por este medio.
La dignidad de la vida de María, su entereza, integridad, sencillez y amor se notan en las siguientes frases de ella. Las mismas que deberían registrarse en lugares públicos de Nasca, para ejemplo de nuestra niñez y juventud.
FRASES DE MARÍA REICHE
La falsedad me indigna, nunca la toleraré.
En el Perú nadie se siente indio, ni siquiera mestizo.
No respetar la hora es como cambiarse de apellido. Luego nadie te conoce.
No soy nada especial. El mérito viene del pasado, de ese pasado histórico del Perú.
Cuando se busca una meta, hay que insistir, persistir, no importa agotarse si se va a llegar.
Ir recto hacia el punto escogido en la vida sin preguntar si es allí donde puedo ganar más dinero.
Admiro a la persona que nunca miente y que es honesta, detesto la hipocresía y a las personas que se atribuyen méritos de otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario