martes, 13 de mayo de 2008

Cronista de Nasca

Miguel Oblitas Bustamante
Esta obra de Salvador Navarro Cossío
Rescata el valor de las provincias en el destino del país, en este caso de la tierra de Nasca. Sus gentes, con sus personajes pintorescos, sus tradiciones, costumbres y querencias, así como sus valores históricos, arqueológicos y tradición cultural aparecen a través de relatos y pequeños ensayos. Nos cuenta el autor sobre su primer encuentro, allá por la década de los años cuarenta, con la investigadora alemana María Reiche cuando pisó por primera tierra nasquense para entregarse a la abnegada tarea de rescatar para el mundo las Líneas de Nasca, misión a la que dedicó su vida entera. Desfilan los personajes entrañables en la memoria colectiva del pueblo de Nasca, como el doctor Morsescki, el médico ruso que vino desde su lejana tierra como si acudiera al llamado de los apus de Nasca y dejó un estela de gratitud por su obra generosa y desinteresada sin desoír jamás el requerimiento de un paciente; la inolvidable abuela Bibiana Maldonado en su chacrita de Pangaraví rebosante de sabrosas frutas; don Nicolás de la Borda, carismático y atrevido hasta el último día de su vida; don Maurilio Molina preparando el bufo manchapecho; Tiburcio Rojas, también cronista, poseedor de la memoria oral del pueblo; el curita Rossel Castro dedicado al estudio del pasado de Nasca y de Ica, y muchos otros que nos devuelven a los ya lejanos días de la primera mitad del siglo XX. Se trata de un hermoso libro que tiene la virtud de resaltar el espíritu e idiosincrasia del pueblo de Nasca, que, a manera de espejo muestra a sus coterráneos un rostro hasta ahora no muy definido pues la bibliografía sobre esa tierra, con excepción de los trabajos sobre las Líneas de Nasca y la cultura nasquense preinca, es hasta ahora bastante pobre. Navarro exalta los valores de nuestra tierra.

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