sábado, 26 de julio de 2014

Cultura : Nasca en el eco de vetustas y lejanas voces

NASCA EN EL ECO DE VETUSTAS Y LEJANAS VOCES

Por Sixto I. Fernández Alvarado

(DEDICADO AFECTUOSAMENTE A TODOS LOS NASQUEÑOS RESIDENTES EN EL EXTRANJERO)

Poco sabemos aún de Nasca, específicamente del período de transición histórica entre lo que fue la Parcialidad incaica Caxamalca (ó Kajamarca de la Nasca) y la villa colonial Santiago Apóstol de la Nasca. Y todo aquél que quiera estudiar el tema, tendrá como nosotros, que acudir en primera instancia a la descripción que hiciera Felipe Guamán Poma de Ayala (“Nueva Crónica y Buen Gobierno”) quien estuvo en nuestra tierra antes de 1,600. Otra valiosa fuente es el trabajo del R.P. Alberto Rossell Castro (“Templos y Conventos Coloniales en Ica”- 1966), Gracias a ambos se han logrado atar algunos de los muchos cabos que aún están sueltos.

Pero, además hay otras voces de otros cronistas y de algunos estudiosos de tiempos modernos. Por ejemplo, Pedro Cieza de León (estuvo en Nasca entre 1547 y 1550) escribió en su obra “Crónica del Perú” Capítulo LXXV y LXXVI (1553): “De la hermosa provincia de Chincha, caminando por llanos y arenales, se va al fresco valle de Ica…De éste valle de Ica se camina hasta verse los lindos valles y ríos de La Nasca, los cuales fueron en tiempos pasados muy poblados…las guerras pasadas consumieron con su crueldad (según es público) todos éstos pobres indios…me dijeron que el mayor daño que a éstos indios les vino para su destrucción fue por el debate que tuvieron los dos Gobernadores Pizarro y Almagro…En el principal valle de éstos de la Nasca (que por otro nombre se llama Caxamalca), había grandes edificios con muchos depósitos mandados a hacer por los Incas…Y de los naturales…cuentan que sus progenitores eran muy valientes entre ellos y muy estimados por los reyes del Cuzco…Por todos éstos valles y por los que han pasado, va de luengo el hermoso y gran Camino de los Incas y por algunas partes de los arenales se ven señales para que atinen el camino que han de llevar…”

También el R.P. José de Acosta, en su obra “Historia Natural y Moral de las Indias”-Capítulo V: “De la idolatría que usaron los indios con cosas particulares”, escribió lo siguiente:

“…más en los indios, especialmente del Perú, es cosa que saca de juicio la rotura y perdición que hubo en esto. Adoran los ríos, las fuentes, las quebradas, las peñas ó piedras grandes, los cerros, las cumbres de los montes que ellos llaman Apachitas y lo tienen por cosa de gran devoción; finalmente cualquiera cosa de naturaleza que les parezca notable y diferente de las demás, como reconociendo allí alguna particular deidad. En Cajamalca de la Nasca me mostraron un cerro grande de arena que fue principal adoratorio ó guaca de los antiguos. Preguntando yo qué divinidad hallaban allí, me respondieron que aquella maravilla de ser un cerro altísimo de arena en medio de otros muchos, todos de peña. Y la verdad, era cosa maravillosa pensar cómo se puso tan gran pico de arena en medio de montes espesísimos de piedra”. Acosta se refería a nuestro gigantesco Apu, majestuoso Cerro Blanco.
Continuamos con el cronista Martín de Murúa, fraile mercedario destacado en Perú en 1577, quien expresó (Capitulo XX del Libro Tercero de “Historia General del Perú”: “De los valles de la Nasca y Camaná”): “Seguida la costa, a 20 leguas de la villa de Valverde, está el valle de La Nasca que antiguamente fue tan poblado de indios que no cabían en él; y en las reparticiones que se hacían de la tierra cuando se conquistó, era tanta la fama de su riqueza, que los conquistadores de más nombre y valor y que más se habían señalado en servicio de su Majestad y gastado sus haciendas en sus pretensiones, traían por fiar que Chincha ó La Nasca les habían de citar, que eran los repartimientos más nombrados y pretendidos del Perú. Ahora es cosa lastimosa y miserable la disminución a que han venido y los pocos indios que en ellas hay. Han hacendado en éste valle de Nasca y en sus contornos, muchos españoles…”

Como dijimos, líneas arriba, en tiempos modernos han surgido valiosas voces como la de don Abdón Yaranga Valderrama (“Las Reducciones, uno de los instrumentos del etnocidio”- Universidad de París VIII). Trabajo presentado en el 48 Congreso Internacional de Americanistas- Estocolmo 1994. Yaranga ha señalado que la Encomienda surgió del primer reparto de indios entre los conquistadores, etc. Y apoyándose en fray Domingo de Santo Tomás (1550), nos ilustra que los Repartimientos rompieron la unidad económica, la organización social, política y familiar de la época pre-hispánica y generaron la reducción de los indios en “Asentamientos” y “Cabeceras” de pueblos, con el consiguiente desequilibrio ECOLÓGICO. Y cita como ejemplo a la antigua Provincia Inka de Willka Wuamán (HALCÓN SAGRADO), llamada posteriormente Vilcas Huamán ó simplemente Vilcas, señalando que su ámbito geográfico abarcaba –a grosso modo-los actuales departamentos de Ayacucho, Apurímac, Huancavelica, la Provincia de Nasca del actual departamento de Ica, y las Provincias de Caravelí y Camaná, del actual departamento de Arequipa. Y además nos revela que remotamente, fue parte del Imperio Wari y luego importante provincia de la Región Chinchay suyu durante el Imperio Tawantinsuyu, zona en la que habríase desarrollado un fuerte culto a Ticsi Wiracocha “Hacedor, principio y fundamento de todas las cosas…” Tal vez, pudiera tratarse de la misma deidad conocida más tarde como Kon Tiksi ó Kon Tiki Wiracocha, cuyo culto habría tenido su máxima expresión en santuarios como Cahuachi, Canta, y el mismísimo Pachacamac en donde habríase dado un doble culto. He aquí, amable lector, una importantísima e ilustrativa lectura que explica la gran ligazón andina que tuvo Nasca en tiempos inmemoriales y cómo, mediante la modalidad de los Repartimientos, Encomiendas y Reducciones, se convirtió en “cabecera” del que sería luego el pueblo colonial “Santiago de la Nasca”
Sixto I. Fernández Alvarado.

Condechaucato@yahoo.es

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